viernes, 24 de mayo de 2013

LA JUSTICIA EXISTE EN GRAN PARTE DE AMÉRICA LATINA. EN CHILE NO.

Por José G. Martínez Fernández.

Hace una semana ha muerto un gran esbirro, una bestia, un asesino múltiple y desaparecedor de adultos y traficante de niños.

Sí. Ha muerto Jorge Rafael Videla, uno de los entes más oscuros que existió en América Latina en todo el siglo veinte.

Gobernó desde 1976 hasta 1981 en Argentina. Le sucedió Viola y la dictadura se cayó, por fin, en 1983.

Murió en una cárcel como la bestia que era mascullando contra la justicia de su país.

Allí, en una celda de una cárcel común, pagó parte de los tantos dolores que provocó al pueblo argentino y a otros del Cono Sur con el tristemente famoso Plan Cóndor, donde Pinochet fue un esbirro más.

Videla mató e hizo desaparecer a más de treinta mil argentinos y a más de mil niños.

Y la justicia argentina, al menos funcionó, como funciona la justicia peruana que tiene en prisión a Fujimori.

Sólo aquí en Chile la justicia no hace justicia.

Los jueces, los fiscales, los miembros de las Cortes y todos los entes vinculados a ellas hacen un silencio cómplice.

Augusto Pinochet, otro asesino mayor, murió en el hospital militar y, antes de su muerte, durmió quietamente en su casa...todo ello gracias a la infame y cobarde justicia que tenemos, donde los tribunales huelen a estiércol y a miseria humana...donde los jueces se orinan y defecan en sus calzoncillos cuando se trata de ordenar la prisión para estos animales que tuvieron la opción de degollar, quemar vivos a seres humanos, lanzar a personas vivas desde aviones al mar...y el sátrapa, el autor de tanta maldad, murió estando libre.

En Argentina o Perú, Pinochet habría sido condenado y encarcelado como lo fueron en esos países Videla y Fujimori, respectivamente.

Una justicia cobarde es la que inunda Chile. Una justicia vergonzosa. Terminada la hora de la dictadura esta democracia falsa, con cuatro presidentes de la Concertación y uno de la Derecha, no ha hecho nada para limpiar los tribunales de tanta basura, de tanto gansterismo, de tanta servidumbre.

Que lástima que nuestra patria bella, construida con los mejores héroes libertarios, tenga esa clase de Justicia...

Con razón que O'Higgins y Freire se exiliaron; que Balmaceda y Allende se suicidaron...porque sabían que mantener a este país ajeno a la justicia era tener a los chilenos viviendo bajo el horror constante.

En Chile la justicia vale hongo...con el perdón del hongo.